México
ZONA FRANCA

Sin culpables. Sólo dolor. Un año de la matanza de 27, en Irapuato

01/07/2021 - 7:51 pm

El primero de julio del 2020 cambió la vida de 34 familias: 27 internos fueron asesinados, otros siete sobrevivientes resultaron heridos, dos de ellos de gravedad.

Por Laura Villafaña

Ciudad de México, 01 de julio (ZonaFranca).- A un año de la masacre en el anexo «Buscando el camino a mi recuperación» de  la comunidad Arandas, Irapuato, no hay un solo responsable sentenciado de los tres presuntos homicidas que dijo la autoridad haber capturado. Sólo Emanuel ‘N’ cumple un proceso que se ha hecho largo y doloroso, sobre todo para algunas familias que prevén que el caso quedará en la impunidad.

El primero de julio del 2020 cambió la vida de 34 familias: 27 internos fueron asesinados, otros siete sobrevivientes resultaron heridos, dos de ellos de gravedad.

De acuerdo con el Poder Judicial, Emanuel alías «El Jordán» o «El Muletero» no ha llegado ni siquiera a la etapa de juicio oral, pues apenas el pasado 16 de junio se celebró una audiencia intermedia, en la que se interpuso un recurso de apelación que se estaría por resolver para entonces fijar la fecha y seguir en el proceso. Sobre los otros dos presuntos responsables, se ha hecho saber que enfrentan un proceso ante la federación por delitos de esa competencia.

A un año de la masacre en el anexo «Buscando el camino a mi recuperación» no hay un sólo responsable sentenciado de los tres presuntos homicidas capturados. Foto: Enrique García

Las audiencias, los sobres con las notificaciones del Poder Judicial o la Fiscalía que se dejan en el domicilio, se han convertido para las familias de las víctimas, que siguen el caso, en  volver a recordar y revivir ese crudo momento, sin llegar a nada. Y es que, «la  justicia ha sido lenta» como plantearon los padres de Jesús Morales, mejor conocido como «Yuyo«, quien a sus 16 años perdió la vida dentro del centro de rehabilitación cuando le faltaban 26 días para terminar con su tratamiento.

“Es lento y mal, cada rato están cambiando de jueces y licenciados. Se están poniendo trabas, creo que ya han estado quitando pruebas y pues no le veo mucho avance”, aseguraron Jesús Morales padre y su esposa Mayra Gabriela López.

Ellos no desean que la muerte de su hijo y el resto de las víctimas se quede impune.

El joven de 16 años que perdió la vida dentro del centro de rehabilitación estaba a 26 días de terminar su tratamiento. Foto: Enrique García

“No todos tenían culpa, el mío no tenía culpa de nada, la forma en cómo los mataron fue cobarde. Para nosotros es un tema fuerte, volver a recordar todo, pasar por lo mismo, no tiene sentido, es volver otra vez a todo, incluso cuando vienen a dejar notificaciones, dice uno: otra vez a recordar todo, el día se te hizo pesado, se vienen los recuerdos a la mente”.

LOS FESTEJOS NO SON LOS MISMOS DESDE HACE UN AÑO SIN YUYO

El pasado 19 de abril festejaron sin Yuyo su cumpleaños número 17.

“Para nosotros este año no hubo fiestas, ya no hubo 24 y 31 de diciembre, para nosotros no hubo nada. Ni el 10 de mayo, ni el día del padre. Su cumpleaños fue el 19 de abril y le hicimos su fiesta, no pasó desapercibido. Somos humildes y muy pobres, pero nosotros cada año le festejamos a nuestros hijos, si no tenemos para un regalo, su pastel y su gelatina no pasa desapercibido. Ese día hicimos pastel, gelatina, festejamos que cumpliría 17 años”, dijo Mayra.

La familia de «Yuyo» improvisó un pequeño altar el tocador de su habitación que reflejan lo que solía gustarle. Foto: Enrique García

La familia recuerda a Yuyo como un adolescente apasionado del fútbol desde los cuatro años de edad, pero también de la patineta. Sus gustos se reflejan en el pequeño altar que su familia improvisó en el tocador de su habitación. En ese espejo, donde diariamente el vanidoso joven cuidaba su aspecto personal, ahora hay fotografías de él y algunos recuerdos que amigos dibujaron en papel.

Mayra describió al tercero de sus cuatro hijos como un adolescente trabajador que al salir de la secundaria fue albañil, empleado de una juguetería, una pizzería, un taller de hojalatería y pintura. De su salario aportaba a la familia, y con el resto cumplió algunos de sus gustos, uno de ellos: adquirir una bocina en la que disfrutaba de la música a un alto volumen y una motocicleta. Su sueño por cumplir: aprender del oficio de barbería, lo que ya practicaba con sus compañeros del anexo.

Yuyo se introdujo en el mundo de las drogas cuando estaba en la secundaria, los papás empezaron a notar cambios en su comportamiento y él mismo habría aceptado que necesitaba ayuda; el día que ingresó al anexo, el 26 de marzo del 2020, junto a él lo hicieron amigos y vecinos, quienes un día antes, llegaron a casa en un estado alterado y eso al menos para la familia Morales López fue la gota que derramó el vaso.

Los padres de otros jóvenes de la colonia habían recomendado a los de «Yuyo» ese anexo ya que no había violencia al interior. Foto: Enrique García

Por recomendación de los padres de los otros jóvenes de la colonia, ese anexo era el mejor, ya que no había violencia al interior. El día de la masacre, Mayra acababa de salir del centro de rehabilitación, pues acostumbraba a visitarlo y llevarle comida los miércoles y domingos.

“Venía a medio camino cuando los mataron, pero no me di cuenta”, relató.

Mayra tiene coraje e impotencia que se han alimentado de especulaciones y rumores de que hubo amenazas previas al ataque y cuyas consecuencias, señaló, fue el perder a su hijo.

¿ESTARÉ TRISTE YO, O YO VEO TRISTE EL RANCHO?: ROSA ALBA SANTOYO

A diferencia de otras familias, Rosa, madre de Cristián, Omar y Giovanni, tres víctimas de la masacre en el anexo, señaló que aunque le lleguen documentos con las notificaciones del proceso y la investigación del caso, ella no quiere saber nada.

Rosa, madre de Cristián, Omar y Giovanni, tres víctimas de la masacre en el anexo no quiere saber nada sobre la investigación del caso. Foto: Enrique García

“No, yo no he ido ( a las audiencias). Llegan los papeles y yo los hecho al bote de la basura, entonces pues no. Yo digo mis hijos están descansando y solo le digo a los dos hijos que me quedan que pidan a su padre, que me mande alegría a mi corazón y que me levante, porque nada de esa Rosy soy ahora, la gente me mira pero esa Rosy ya no soy. Tengo a mi psicóloga y poco a poco voy”.

A un año, ella aún no acepta que perdió a sus hijos.

“Esto no es fácil de superar y yo creo que nunca lo vamos a superar. No siento que sea verdad, nada más veo el día que se acabó y no llegaron mis hijos, a veces digo: y si me tocan la puerta y llegan mis hijos, pero no, eso no va a suceder”.

Recuerda que a las cinco de la tarde de aquel día, ella descansaba después del turno de madrugada en la empresa donde se empleaba, cuando le avisaron de la ‘balacera’ en el anexo.

“Mi esposo vino y me habló y vamos a corre y corre, pero por ningún lado nos dejaron arrimarnos y ya cuando me dijeron, tus hijos están dormidos, agarre y me fui recorriendo, yo espera que salieran mis hijos porque si salieron algunos de ahí y yo espera que salieran pero cuál, no. Omar y Cristián estaban en el centro de rehabilitación, pero Giovanni no, él les fue a llevar botana y refresco, porque decía que ir al anexo era la pastilla del diario”.

Para Rosa nada es igual, pues solo a veces ve a sus nietos que llegan de visita y el resto de sus días los pasa con los dos hijos que aún la acompañan: Tony y Erick, éste último a quién le afectó la muerte de sus hermanos, ya que era el más apegado a ellos.

“Es el primer diez de mayo que me la pasé sola sin mis hijos, con el que me la pasé todo el sábado fue con Tony, ese hijo vale por muchos, es buena persona, me levanta el ánimo y Erik está malito y él todo el tiempo anda en shock”.

Para Rosa nada es igual, aunque sus nietos la visitan y sus otros dos hijos la acompañen. Foto: Enrique García

Rosa se cuestiona¿Estaré triste yo, o yo veo triste el rancho? Yo veo todo bien triste, ya es un año. Andaba temblorosa desde en la mañana”.

VECINOS Y COMERCIANTES SE SIENTEN IGUAL DE INSEGUROS; MATARON A UNA MUJER EN LA MISMA CALLE

Doce meses después, la calle Cerrada Guanajuato luce sola. Hay lodo y agua estancada a causa de las lluvias, como lucía aquella tarde. La fachada del inmueble se repintó de amarillo pero con estructuras de rejas, ventanas y escaleras en color café, algunas personas precisaron que ahí habita uno de los familiares del dueño del anexo, pero no tienen certeza de ello.

Casi frente al inmueble había otro centro de rehabilitación, que dejó de serlo el mismo día del atentado, e incluso se procedió a la liberación de los internos.

Luego de doce meses, la calle donde ocurrieron los hechos luce sola; hay lodo y agua estancada como lucía aquella tarde. Foto: Enrique García

Los vecinos no desean hablar, se limitan a mencionar que los dos salones de fiestas de la calle retomaron actividades y nunca ven una patrulla al menos en ese sitio.

“La seguridad sigue igual, venían (patrullas) después de lo que pasó pero ya después ya no. Siguió lo mismo y solo, son pocos vecinos y esta calle no es muy transitada. Los salones tienen sus eventos, ellos si tiene sus eventos”.

Mediante un recorrido de Zona Franca, se pudo observar una unidad de la Policía Municipal, que llegó a la mitad de la cerrada y se regresó.

Aquel vecino, también expuso que ya no ha pasado nada, pero fue en esa misma calle donde el pasado 16 de junio por la noche, una mujer fue asesinada dentro de su domicilio, recordó una comerciante de la zona.

Pese a que la actividad comercial sobre la avenida Arandas está activa, algunos vendedores se sienten igual de inseguros, pese al tránsito de patrullas, de la Sedena y de la GN. Foto: Enrique García

La actividad comercial sobre la avenida Arandas está activa. Algunos vendedores refieren que no ha cambiado nada después de la movilización de aquel día: se sienten igual de inseguros, pese al tránsito de patrullas y de unidades de Sedena y Guardia Nacional.

“Ese día estuvo feo, aquí la gente decía que la policía casi no venía y ni siquiera había vigilancia y ellos lo que querían es que anduvieran los rondines. Pero hace poquito, mataron a otra muchacha en esa calle, por donde está el anexo”.

Las ventas están bajas consideraron independientemente de lo ocurrido en el anexo, pues mencionaron que sus clientes son la gente de la comunidad.

Otro vendedor dijo que también se ha percatado de la vigilancia: “Antes estaba más solillo, aquí robaban mucho”.

Habitantes de Arandas acusan que la situación en la comunidad sigue igual de insegura pese a la presencia de los cuerpos de seguridad nacional. Foto: Enrique García

Una locataria coincidió que la zona es igual de insegura; mientras que otro vendedor declaró: “Pasamos ese día volteamos y vimos una gran cantidad de agentes ministeriales y estaba hasta la Guardia Nacional, Policía Municipal, pos ahí. Todos eran puros rumores. Ahora sigue todo mal, no ha cambiado la vigilancia, seguido pasan ministeriales, de la Guardia Nacional, pero nomás le andan haciendo al tonto”

Algunos más opinaron: “Todo está igual en seguridad y ya está por cumplirse un año de la masacre”.

EL CONTEXTO 

El pasado primero de julio, los ojos del mundo voltearon a Irapuato. Ese día, incluso  Facebook activó la Alerta de Seguridad.

Los  hechos citados por la representante de la Fiscalía en la primera audiencia de Emanuel, uno de los presuntos responsables y con base en los testimonios refieren que cerca de las cinco de la tarde, tres hombres vestidos de negro y con armas ‘como las que portan los policías’ irrumpieron en el inmueble y dispararon a las víctimas. Cuatro de siete sobrevivientes fingieron su muerte.

No transcurrió ni una hora del atentado, cuando la fotografía de los cuerpos algunos apilados, sobre colchonetas y boca abajo, fueron difundidas en redes sociales, grupos de Whatsapp y medios digitales, locales, estatales, nacionales e incluso internacionales.

SE HA TRABAJADO EN LA REGULARIZACIÓN DE ANEXOS; TRAS LA MASACRE: SSC

Previo a la masacre en el anexo, desde diciembre del 2019 seis hechos violentos en centros de rehabilitación ya habían cobrado la vida de 16 personas, dejaron tres heridos bala, pero además hubo más de diez desaparecidos.

El secretario de Seguridad Ciudadana, Pedro Cortés Zavala solo contabiliza tres hechos, pero destaca que fue esto lo que motivó las primeras acciones de vigilancia  en 30 anexos, que consistió en la colocación de códigos QR para registrar la visita de policías, lo que incluía ‘ Buscando el camino a mi recuperación’.

Ese ataque no fue el primero que tuvimos en Irapuato, ya habíamos tenido otros hechos: de privación de la libertad y algunos ataques con arma de fuego, eso es lo que motivó a empezar a trabajar en el tema de los anexos”.

Con lo ocurrido, las autoridades iniciaron las primeras acciones de vigilancia en 30 anexos, que consistió en la colocación de códigos QR para registrar la visita de policías. Foto: Enrique García

Sin embargo fue la muerte de los 27 internos lo que movilizó a la autoridad estatal y municipal para iniciar con una regularización desde lo local.

“Una vez que ocurrió el hecho el primero de julio se intensificó este trabajo, se movilizaron de diferentes dependencias para hacer una revisión. En un inicio se detectaron 63 lugares que funcionaban como centro de rehabilitación y en ese sentido apoyando a la autoridad competente hicieron una revisión, en las cuales cerraron el 60% de estos lugares porque no contaban con medidas sanitarias y de Protección Civil”.

El funcionario municipal detalló que en las revisiones que se hicieron con autoridades de salud y de la Policía Municipal, Protección Civil, SEDENA y la Guardia Nacional.

“No tenían extinguidores, no tenían rutas de vacunación, no contaban con la norma sanitaria y tuvieron que ser cerrados. En uno de ellos, ubicado en las Heras encontramos dos armas de fuego y droga, en uno más tenían a una persona amarrada con cadenas, por decir cómo operaban, había menores de edad lo que se permite siempre y cuando el tutor lo autorice, eran como 30%, hablamos de 16 y 17 años de edad”.

Expuso hay 25 anexos de Irapuato en vías de obtener su licencia de uso de suelo, se adhirieron a la red estatal de Centros de Rehabilitación Unidos del Bajío (CRUB).

Aseguró que en la zona de Arandas había varios meses, previos a la masacre,  sin incidencia de algún tipo, pero por otra parte aceptó hubo desapariciones  ‘de meses atrás’ y en lo general, explicó que ahí se registraron agresiones de arma de fuego, detenciones por venta de droga, y principalmente se tenía detectada actividad como narcomenudeo.

“No hemos tenido ningún otro incidente después del primero de julio, si hubo una agresión tiempos después, de una persona del sexo femenino y a partir de ahí ya no tuvimos algún reporte. Sabemos que es una zona de la que tenemos que estar muy al pendiente y mantenemos la vigilancia”, añadió.

En lo que va de este 2021 solo se han ubicado tres anexos clandestinos, a lo que se suman aquellos que fueron clausurados el año pasado.

El alcalde señaló que el dolor sigue presente, así como el sentimiento de las familias, de la comunidad y de su equipo. Foto: Enrique García

CUENTAN CON LA SOLIDARIDAD DE NOSOTROS: ALCALDE

Al ser cuestionado sobre la situación, a un año de la masacre en el anexo, el alcalde respondió: “Sigue estando presente el dolor y el sentimiento de las familias, de la comunidad y también la solidaridad de nosotros. Si se toman medidas al respecto, esperamos que poco a poco ese dolor y esa situación de la tragedia vaya amainando. De pronto estamos viendo que lamentable en el país se siguen viendo este tipo de circunstancias, entonces algo habrá que hacer”.

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